Resumen
La propuesta antropológica personalista de Karol Wojtyla en su obra Persona y acción (1982) puede aportar un marco filosófico al proyecto de una psicología clínica integrativa, ya que reconoce la unidad dinámica y orgánica de la persona, así como su valor intrínseco y la peculiaridad de cada individuo a partir de la consideración de la singularidad de cada experiencia humana, en cuanto esta es introyectada en la propia e irrepetible subjetividad humana.